Todos nos enojamos. A veces, aun queriendo darles lo mejor a nuestros hijos, llegamos a nuestros limites y explotamos. Sentir cansancio, enojo, frustración o cualquier otra emoción es válido… Mientras no hieras los sentimientos de la persona que se encuentra en frente de ti.
Ahí vienen 10 frases comunes, las cuales NO deberíamos decir nunca a nuestros hijos…
1- “Eres un chico malo, sucio, grosero… etc.”
Al decir una frase así, estamos etiquetando a nuestro hijo.
Ej.: Mi hijo tiene las manos sucias y juega a embarrar el piso y la pared.
En lugar de decirle “Eres un niño sucio”, es mejor decirle “Lo que estas haciendo es sucio”. La diferencia puede parecer mínima, pero en la primera frase, estamos etiquetando al niño como una persona sucia. En la segunda, estamos diciéndole que lo que esta haciendo es sucio.
NO pongan a los niños en casillas, porque si a un niño le dices que es mal portado porque tiene varios días portándose mal, se considerará como un niño mal portado y así actuará.
2- “Porque lo digo yo”
A veces, los adultos, tendemos a olvidar que los niños entienden mucho más de lo que nos imaginamos. “Porque lo digo yo” se interpreta como “ No te voy a dar explicaciones porque no te las mereces/no las entenderás etc.” También significa que el punto de vista del niño no cuenta. ¿Por qué no mejor darle explicación del “por qué”?
Ej.: El niño pide un chocolate
“No es momento de comer un chocolate, porque el chocolate tiene mucho azúcar y no te permitirá dormir agusto. Mejor mañana por la mañana, ¿está bien? ¿Quieres mejor una fruta?”
3- “Mejor lo hago yo”
Cuando un padre le dice “mejor lo hago yo” a su hijo, el mensaje que le está mandando al menor es que no es capaz de hacerlo (o por lo menos no tan bien como el padre/madre).
Lo ideal es tomar el tiempo (cuando es posible) y dejarlo por lo menos intentar. Si el mismo niño se da cuenta que no puede por si solo, motivarlo en hacerlo diciendo “Es complicado pero sí puedes”, e ir ayudándolo reforzando sus logros y explicando cómo hacer lo que se le complicó.
En caso de que haga falta tiempo, hay que encontrar la manera de que el niño ni piense en quererlo hacer, llamándole la atención en otra cosa.
4- “Eres igual a tu mamá”
Podríamos pensar que esa frase es buena cuando estamos hablando “bien” de la mamá… ¡Pues no! Es muy importante desde pequeño, hacerle entender que el niño tiene su propia personalidad, su propio carácter y que no es igual a nadie más su propia forma de ser. Que es una persona única y al igual que no tenemos que comparar a niños entre sí, tampoco los tenemos que comparar con adultos. Todos son seres individuales y únicos.
5- “Ya no te quiero porque te portaste mal”
No podemos decir una frase así, aun sin pensarlo ¿Qué podría pensar nuestro hijo al escuchar que porque aventó un juguete, ya no lo queremos más? El amor que un padre tiene para su hijo es un amor infinito. Y es mucho mejor poner limites con consecuencias coherentes, y al aplicar esas consecuencias, recordar a nuestro hijo que lo amamos con todo nuestro corazón pero que no se le puede permitir actuar así.
A nuestros hijos, les tiene que quedar claro que están amados por sus padres, sin importar todo lo que pueda pasar. El amor no puede ser usado como chantaje ni para presionar.
6- “No quiero verte ni escucharte ahora”
Al decir eso, un niño se siente rechazado por completo. Lo mejor sería decirle “Mira, ahorita estoy enojada, me voy a tranquilizar un poco y al rato te busco, ¿te parece?”. Tampoco se le puede culpar a un niño por nuestras propias emociones. Las emociones de cada quien es responsabilidad de cada quien. Por ejemplo, no le podemos decir “Estoy enojada porque hiciste eso” ¡NO! Estás enojada porque te dejaste ganar por tus emociones y porque no lograste controlarlas.
Es importante que el niño sienta eso, porque les recuerdo, sus padres son sus ejemplos. Al igual que no quieren que sus hijos culpen a los demás por lo que sienten, no lo tienen que hacer ustedes.
7- “Si no comes todo, serás tonto y débil”
Simplemente porque no se dicen mentiras. Un niño tiene que comer por muchas razones bastante válidas como para tener que decirle mentiras inventando otras razones.
Además, el momento de la comida tiene que ser placentero. Al asustarlo, va a comer por obligación y por miedo en lugar de disfrutar la comida.
Siempre será mejor usar frases positivas que negativas, por ejemplo:
“Mi amor, tienes que comer para crecer sano y fuerte. Es importante que comas lo que te prepare porque es lo que ocupas para crecer bien”.
8- “No comas mucho porque engordarás”
Al igual que “Mamá no puede comer eso porque está haciendo dieta” “Ese señor de seguro comió muchos dulces porque esta gordo” “Mira que bonita, está muy flaca”.
El aspecto del cuerpo, que sea en un buen aspecto o en un mal aspecto, no se habla. No se trata de que sea tabú, sino que el niño no esté acostumbrado a escuchar criticas (positivas o negativas) sobre el aspecto físico de una persona, por lo menos de parte de sus padres. Así, será mucho más fácil para él aceptar su propio cuerpo cuando estará en edad de hacerlo.
Al relacionar la comida con la apariencia física, llegando a la adolescencia, cuando la aceptación de su cuerpo es algo complicado, muchos niños llegan a sufrir de trastornos alimenticios, causados en parte por comportamientos aprendidos en su infancia.
9- “No llores, que no es para tanto”
¿Por qué decirle “no llores” a un niño? ¿A poco llorar es algo malo?
Es importante enseñar a los niños (niños como niñas) que llorar es válido, que no hay por qué tener que sentir vergüenza al llorar y que a veces es necesario, ya que ayuda a aliviarnos cuando estamos muy tristes o enojados. “No es para tanto”… Uno nunca sabe qué tanto sufre un niño por algo que para nosotros como adultos no es importante. Cada quien tiene sus emociones, sus miedos, sus sentimientos y nadie puede juzgar si es o no “por tanto”.
Las emociones (felicidad, como tristeza, enojo etc.) se validan, se acompañan si es necesario y nunca se juzgan.
10- “Si no haces eso, te voy a castigar”
Las reglas se tienen que explicar con anticipación. Antes de que se presente la situación, y así como se explican los límites, se fijan las consecuencias coherentes.
En lugar de decir “Si no haces eso, te voy a castigar” nada más ocupamos recordarle lo que habían convenido juntos antes (el limite así como la consecuencia).
Además, en lugar de decir “si no haces eso” mejor siempre usar una frase positiva…“Si logras hacer eso…”
“Te voy a castigar” le quita la responsabilidad al niño, y llega a ser el padre o la madre el/la responsable de la consecuencia de los actos del niño.
“Acuérdate que si no juntas tus juguetes, no podrás sacar otros juguetes”, así, el niño se siente responsable de tomar la decisión que quiera, aceptando la consecuencia.
Si tienes alguna duda, no dudes en comunicarte conmigo.